domingo, 30 de agosto de 2009

Mi pequeña victoria.

Tratando de escapar del andamio o el taller cometí un error de bulto.
Creí que el esfuerzo echo con la cabeza, seria menos esfuerzo.
Me equivoque, como tantas veces.
Formarse es duro, yo soy vago, y quizá demasiado tonto y viejo. Lo admito, lo llevo sin dignidad ni vergüenza.
Pero si además tengo que deformarme...
Elegí mal el modo y el lugar para normificarme.
Ahora tengo que tragar sapos y culebras, estudiar textos que hacen rechinar mi neuronas y aprenderme alocuciones que me dan ganas de vomitar.
El sistema de enseñanza es la enseñanza del sistema, ¿sera verdad?
¿Que he aprendido?
Que las cosas están peor de lo que imaginaba.
Que si rascas un poco sale un montón de mierda, que por lo que parece, hasta el momento me había negado a oler.
Que el asco no mata, que te levantas, te duchas y sigues caminando.
Como dijo una vez un malvado famoso: "Una pulga no puede detener una locomotora, pero puede llenar de picaduras al maquinista" Yo no aspiro a tanto, (antes de cambiar el mundo, debería cambiarme a mi mismo, que soy incapaz de dejar de fumar) pero confió ser algún día el mosquito muerto en su cubalibre. Yo, una pequeñita rueda dentada del sistema, voy a tratar de girar lo mas desajustadamente posible, de rechinar, de lubricarme lo mínimo posible. O reventar. Y si fracaso, o si me vendo, hacerme volar con el resto de la maquina, sin piedad, por favor.
Cada día que vivo para sentir nauseas es mi pequeña victoria.

Prototuerca de neocontrol social..., o no... 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario